domingo, 26 de octubre de 2014

CAPITULO XXII - ESOS OJOS


                                                                           
1) Esa tristeza, otra vez ... Es vieja, si...  Sabe a terruño, a madre, acaso a un amor trunco o imposible. Viene, sobre todo, por las noches. No quiero pensar en una pérdida - no es mi problema,  me digo todo el tiempo, pero no me creo eso, no, para nada, debe ser mi problema, de lo contrario, no estaría experimentándolo -. Mi alma está tan permeable, últimamente que parece una esponja. En mi cuerpo, esa tristeza suya... Lo sé, no me pertenece.
Andaba bien, sin problemas serios que afrontar, al menos; pero, bastó ese contacto, esa mirada - no, la primera, provocativa, sensual, sino, la otra, la que vino aquella tarde, cuando se acercó distraídamente, un poco más ...Yo estaba muy cansada, las cosas no me estaban saliendo muy bien, sé que le contesté con cierta rudeza pero, enseguida reparé mi gesto con una sonrisa y, entonces, ocurrió , así, fresca, circundada por una leve sonrisa, aunque triste, quizá, indecisa en, si habría que decir algo más o bastaba con el silencio.
Entiendo perfectamente, dadas las circunstancias; lo que no comprendo es, por qué, yo. Puedo comprender que le resulte atractiva, en algún punto, pero no logro dilucidar la razón de sus intentos, de su insistencia. Tal vez yo evoque algún recuerdo suyo con otra persona, probablemente, aquella hermosa jovencita con quien lo vi, las otras noches, en fotos, muy unidos. En una, de hecho, ella toma sus manos con vehemencia. Francamente, verla me resultó insoportable ...
II) Celos. No puedo con ellos. Sé que son completamente infundados pero no puedo evitar sentirlos. Haberlo visto en fotos, con un grupo de amigos suyos, con su compañera - no puedo precisar aún el vínculo que los une y eso también me perturba, aunque enseguida,vienen a mi mente la serie de explicaciones lógicas con las que busco refutar lo que siento, de todos modos, no viene al caso ir por aquí, explicar todo ese rollo, ¿para qué? Lo que sí me parece relevante es haber reparado en el hecho, hasta ese momento, ignorado o negado, en algún sentido pero, irreversible : la marcada diferencia de edad que hay entre nosotros. Por primera vez, desde que todo comenzó - esta suerte de idilio platónico, por decirlo de alguna manera o, hablando en criollo, este histeriqueo -, cobré real conciencia de su edad... También entendí que no sería fácil que se divirtiera conmigo como se ve que lo hace con sus pares ...

III) Hoy, en esta mañana destemplada, gris, las imágenes que se proyectan desde mi ventana, parecen transformarse en otras o quizá, en las mismas pero, elevadas a su máxima expresión. El muro que cerca el predio de enfrente, adornado con algunos graffitis, hoy los exhibe ante mí, como desafiándome a que los mire indefectiblemente. El rostro dibujado sobre la letra O de la palabra FOBIA, por ejemplo, me mira de un modo triste, desolado, o la estrella dibujada, tomando como punto de partida la letra A final, parece querer guiarme, como otrora lo hiciera aquella otra, allá lejos, en Belén, a los Magos de Oriente. Esta, en cambio, lo hace hacia otro mundo, donde poder hallarme completamente libre de toda esta carga de años, responsabilidades, matrimonio,  asuntos laborales, e ir, al fin,  corriendo hacia su encuentro. Mi recuerdo sonoro no cesa, a todo esto, de reproducir aquella canción de Milton Nascimento que invita a todo aquel que se quiera soltar, a seguirlo, e inventa un mar para eso. Me siento parte de ella, una invitada más ...
Desde que ingresé al lugar aquella tarde, supe - aunque en ese momento no fui consciente de eso, sino, más tarde - que ya no podría escapar de su mirada y que, aquella indiferencia suya no era más que un camuflaje, y que, de ahí en más, todo, absolutamente, todo, se iba a transformar, que una canción ya no volvería a sonar  sólo a los fines prácticos, y que ocurrirían otras cosas como ésta, hoy, en esta mañana gris, desapacible, donde el muro ha dejado de ser el mismo para transformarse en otra cosa.
 Es simple, en realidad. Me encuentro totalmente atravesada por sus ojos, por aquella mirada de juncos, de camalotes, de río turbio, de torrente, de pescadores arrullando algún chamamé mientras vierten sus redes; de remanso, de esteros, de ocasos rojizos donde se oyen las cigarras y los ladridos de los perros hambrientos, a lo lejos . Luego viene aquel soplido de aire húmedo, estival, trayendo consigo el llanto lastimero de una vieja acordeón a tres hileras ... Me entristece todo esto, haberme dejado atrapar así, a esta edad ... Pero, al mismo tiempo, me  siento más viva y permeable que nunca ...

IV) Me mira y me pide que lo siga ... Sus ojitos se han abierto demasiado, son la puerta de ingreso a un laberinto donde seguro, atrás está el paraíso, "hay una estrella, atrás, más allá de este follaje" (*) El problema es, cómo sortear el follaje. Es selvático, hay fieras, cazadores, lugareños cuidando sus territorios, sus límites. Pero el brillo de sus ojos, me cautiva y me anima a seguir. De un color cetrino, brillan dando una luminosidad tornasolada ...
Quisiera volver, plantarme del lado de la realidad, que no es lo mismo que decir, de la verdad, porque esto que me pasa es tan cierto y verdadero como irreal, ya que sucede en otra dimensión, "...azul es tu soledad, ámbar es la bruma de tu alma..." (*)

V) Un nimbo o un fulgor, si ... Lo percibí al mirarlo como suelo hacerlo, rara vez, con algunas personas; entrecerrando, apenas, los ojos. Pude percibir, primero, una luminosidad ténue, fugaz, de color violeta, como, esfumándose, y luego, a su alrededor, este halo de luz blanca brillante, casi iridiscente. Su piel, de hecho,  tiene esa misma palidez iridiscente ...

(*) (versos pertenecientes a las canciones " Abrázame inocentemente" y "Bahía Final" de L.A.SPINETTA)

                                                              San Lorenzo, febrero de 2010

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